esperando mi autobús,
pensé mientras llegaba:
"¡¡Coño, el metro-bus!!"
Saqué así mi monedero
para poder pagar,
preparándome el dinero
que al busero le iba a dar.
Saqué un billete de veinte
esperando obtener cambio,
pero un soplo, de repente,
se los llevó volando.
Corrí tras mi dinero
que el viento se llevaba.
Corrí y corrí el primero
por si alguien me los robaba.
Giré la esquina en una vuelta
y tropecé con una abuela...
Va la vieja y me suelta:
-"Uy, que se te vuela!"
Mis euros se me iban
volando en la lejanía.
¡¡Y como se los llevan!!
Por más que yo corría.
De pronto, descendieron
y perdí todos mis miedos.
Por un momento acariciaron
la punta de mis dedos...
Y ya pensando recuperar
el tan preciado billete,
un gran salto fui a dar
sin ver que había un poyete.
La mala suerte quiso
que detrás hubiera un hierro.
Y al lado, en el piso,
una gran mierda de perro.
La caída fue importante,
del golpe no me acuerdo.
Pero sí que vi a al instante
que acabé como un cerdo.
Me hice daño en una pierna,
perdí toooooodo el dinero,
y en la mano, con mas mierda,
que el palo d´un gallinero.
4 comentarios:
jajajaja, me parto... que lastimica x dios....
jajajajjjajja!
JAAJAJA. Genial...! Ya quisiera yo poder escribir poemas tan chulos!
Admirable composición poética en la que se ha conseguido que una sencilla anécdota diaria combine y rime con una asquerosa mierda.
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